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Contextos. Semíramis González

12/01/2018

Comisariado, arte emergente y mercado: el trabajo con artistas 

A la hora de abordar mi labor en el campo del comisariado siempre prefiero usar el término de “art currator” para poner de relieve una forma de concebir cada proyecto con un sentido dialógico, de tú a tú. Desde los inicios de mi interés por ese “trabajar con artistas” mis referentes partían de esta forma de comisariar, donde es tan importante lo que se va a decir con la exposición como el modo en que esta se ha desarrollado antes. Pero vayamos por partes.

La idea de “art currator” viene a cuento también de mi experiencia como joven historiadora del arte que sale de la universidad en plena crisis económica (terminaba el máster en 2013) y que tiene que enfrentarse a un sector que, de por sí, es precario y dificultoso para la sostenibilidad profesional, y además con ese hándicap de todo un país en crisis. Así que más que curadora me convierto en currante, decidida a que es posible encontrar un camino en el sector artístico dentro del comisariado y la gestión, no sin dificultades, claro. Desde el principio me lanzo a trabajar con artistas, ya fuera escribiendo textos para exposiciones, críticas de las mismas para medios como la Plataforma de Arte Contemporáneo, o pequeñas exposiciones con artistas emergentes. Aquí surge otro de mis intereses: el arte emergente, no tanto como categoría vinculada a una edad sino más bien a una actitud, a un trabajo vanguardista y actual. 

Desde entonces, y a medida que han ido pasando los años y los proyectos, esta ha sido siempre mi meta: un trabajo serio, profesional, y en diálogo con los y las artistas. Y, sin embargo, ¿qué puedo aportar yo como comisaria a una obra, a una serie o a todo un proyecto que un artista investiga y desarrolla? Pues bien, creo que la función del comisario de exposiciones implica ese respeto por cada proyecto artístico, el poner en valor un corpus de trabajo que intenta, a través de las imágenes, responder a preguntas comunes que todos los seres humanos tenemos, sin perder nunca de vista la importancia de la buena resolución estética y material. La lectura que una comisaria hace de una obra, en mi opinión, parte de la reflexión del/la artista pero aporta algo más, encuentra conexiones con otras obras y artistas o con otros interrogantes posibles que la obra puede plantear, aunque no estuvieran previstos en un primer momento. 

Además, a la hora de disponer las obras en la sala de exposiciones, la comisaria debe tener en cuenta el punto de vista que tendrá quien la visite, pudiendo conocer o no el trabajo con anterioridad. En cualquier caso, lo ideal es que si se conoce, se aporten nuevos puntos de vista sobre el artista y su trabajo, y si no se conoce, se genere un interés no solo por lo mostrado sino una serie de preguntas posibles a raíz de lo presentado. 

Y aquí viene también la idea de mercado. Actualmente desarrollo mi trabajo como directora artística de la feria de arte emergente JustMad, junto a Daniel Silvo. Resulta interesante cómo se aborda una dirección con dos cabezas y cuatro ojos, ya que el punto de vista de Silvo, como artista, tiene unas tendencias concretas y unas formas de trabajar, y las mías como comisaria, otras. Sin embargo, esta divergencia ha permitido, en mi opinión, generar un proyecto de feria mucho más sólido, donde por ejemplo hemos querido poner el acento en la importancia de la formación de los y las artistas (con premios basados en tutorías con artistas más veteranos, residencias, etc.), y también incidir en las buenas prácticas o la igualdad de género. El mercado del arte es una parte del sector que tiene una importancia destacada; no entro a valorar si esto es positivo o no, pero lo cierto es que para los artistas resulta importante tener una galería que les represente y a su vez que les lleve a ferias, no solo por el fin comercial del evento sino también por la visibilidad en el mismo. Por eso, partiendo de las necesidades de los artistas y las galerías, tanto Silvo como yo hemos querido incidir en una feria distinta, divertida, emergente, con propuestas que van más allá de los eternos 35 que sirven de referencia para (casi) todo y plantear un evento donde todos los agentes del sector sean protagonistas. Fomentar el coleccionismo de obras de unos precios más razonables (entre 500 y 4.000 estaría el baremo de precios de obras en JustMad) y acercar el arte más actual al público no solo como visitante sino como comprador o primer inicio de coleccionismo.

En cualquier caso, tanto en el ámbito de una feria como en el de una exposición en una institución pública o en una galería, tengo el firme convencimiento de que una comisaria tiene que velar por el respeto a la obra artística, el trabajo de los y las artistas pero también responder a las cuestiones que sean protagonistas en su tiempo. Es también para mí muy importante la cuestión feminista y la defensa de la igualdad en el ámbito de la cultura, y así intento aplicarlo en mis proyectos, tanto en forma como en contenido. No solamente esto, sino que considero esencial reconocernos como sujetos privilegiados frente a otras realidades cercanas pero que no vivimos en primera persona, como por ejemplo, el racismo. Un verdadero proyecto comisariado no puede ser ajeno a las realidades sociales del mundo y no puede perder tampoco la importancia de la estética y lo visual para cambiar realidades. 

12 de enero a las 20h en la sala de la biblioteca del CENDEAC. Entrada libre hasta completar el aforo.

Las personas que quieran enviar un pdf con su obra para que Semíramis González lo vea pueden enviarlo a publicaciones@cendeac.net.